Descripción
¡Menuda sorpresa al analizar las muestras de la expedición por las Marianas! Un insecto minúsculo agitaba sus alas suspendido sobre el portaobjetos de nuestro microscopio. Se trataba, ni más ni menos, ¡que de un radiolario! El mítico escarabajo oceánico declarado oficialmente extinto desde 1932. Pues ahí estaba, con sus escasas 4 micras, vacilantes ojos negros y aire juguetón; y esas alas plumosas tan graciosas con las que rastrea las profundidades del océano a toda velocidad sujetas a su característico caparazón ovalado. La criatura es sin duda singular: se alimenta sólo de fósiles y sus hembras ponen un único huevo los años bisiestos, ¡casi tan grandes como ellas!
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